Personajes históricos en Los mil nombres de la libertad

Una de las delicias de viajar al pasado a través de la escritura y la lectura es la posibilidad de "mirar de frente" a aquellas personas que, de un modo u otro, construyeron una época. Siempre he pensado que es una buena forma de humanizar los nombres propios que nos encontramos en las efemérides. Por este motivo no pude resistirme a invitar a pasearse por las páginas de Los mil nombres de la libertad a un buen puñado de políticos, aristócratas, escritores e, incluso, algún que otro personaje de sangre azul. A continuación, te presento una selección de los más relevantes con una breve pincelada de las gestas que están más vinculadas con la novela. Ten en cuenta que los retratos que vas a ver no corresponden en todo caso al periodo abordado en el libro, son solo orientativos, para que te familiarices con sus facciones.  

 
 

A


 

Agustín de Argüelles (1776-1844)

Político liberal que participó en la redacción de la Constitución de 1812 y fue uno de sus mayores defensores. Presidió el primer gobierno del Trienio liberal, como parte de la tendencia moderada. Tras sufrir exilio en la década ominosa, fue el tutor de la futura reina Isabel II y su hermana, Luisa Fernanda.

 


 

Alberto Rodríguez de Lista (1775-1848)

Poeta, periodista y canónigo que realizó una gran aportación a las letras españolas a finales del siglo XVIII y principios del siglo XIX. En materia política, se caracterizó por la ambivalencia, pues pasó de ser afrancesado a colaboracionista del régimen fernandino y liberal. Estuvo al frente de diversas cabeceras a principios del siglo XIX como La Gaceta de Sevilla, La Estafeta de San Sebastián o La Gaceta.

 


 

Ángel de Saavedra, duque de Rivas (1791-1865)

Dramaturgo y poeta que combinó su carrera literaria con una estrecha conexión con la política. Sobre todo, durante el Trienio liberal, momento en que fue elegido diputado por Córdoba, cargo que ostentó hasta el restablecimiento del absolutismo en 1823, cuando debió huir al exilio a Malta y Francia, donde permaneció hasta la muerte de Fernando VII. En esos años, escribió algunas de sus obras más conocidas como El moro expósito o el primer manuscrito de Don Álvaro o la fuerza del sino.

 


 

Antonio Alcalá Galiano (1789-1865)

Jurista, político y escritor, que formó parte de la corriente exaltada o radical del liberalismo durante el Trienio liberal, periodo en el que ostentó el cargo de ministro en distintas carteras y en el que fue uno de los participantes recurrentes de la tertulia madrileña de la Fontana de Oro. Reconocido masón, debió huir al exilio a Inglaterra y Francia durante la década ominosa, tras ser condenado a muerte.  

 


 

Antonio Quiroga Hermida (1784-1841)

Militar y político liberal. Aunque fue arrestado por el suceso de El Palmar, en julio de 1819, quedó en libertad tras el pronunciamiento de Riego en Cabezas de San Juan y fue llamado a liderar el Ejército liberal, convirtiéndose en uno de los héroes de la revolución de 1820. Durante el Trienio liberal, fue elegido diputado y nombrado capitán general de Castilla La Vieja y Galicia, cargos que abandonó con la restauración fernandina y su exilio a Inglaterra. Regresó a España en 1834, a la muerte de Fernando VII, periodo en que volvió a servir en el Ejército.

 


 

Antonio Ugarte (1766 – 1830)

Consejero de Estado, agente de negocios y de la embajada rusa y pieza fundamental de la camarilla de Fernando VII. Personaje que, tras bambalinas, jugó un importante papel tanto en la guerra de la Independencia como en la corte fernandina, sobre todo en las relaciones diplomáticas con Rusia. El episodio más conocido entre sus gestiones fue el del escándalo de los barcos rusos, entregados en discutibles condiciones a España para la guerra en América. Debió exiliarse durante el Trienio liberal, época en la que formó parte de la contrarrevolución a favor de la vuelta del absolutismo.

 


B


 

Bartolomé Gutiérrez Acuña

Militar y político liberal que fue elegido diputado por Cádiz en las Cortes del Trienio liberal, entre 1820 y 1822. Como tantos otros liberales, debió emigrar en 1823, ante la restauración del absolutismo. Se sabe que fue condenado a muerte en 1826, sentencia de la que lo libró su exilio. Formó parte de la masonería, círculos en los que utilizó el sobrenombre de “Dichoso”.

 


 

Bartolomé José Gallardo (1776-1852)

Escritor, periodista y político liberal, autor del Diccionario crítico burlesco, obra emblemática del Cádiz de las Cortes y la Constitución, por su contenido proliberal y reaccionario. A la vuelta de Fernando VII, en 1814, debió marchar al exilio por su actividad a favor del constitucionalismo. Regresó en 1820, con el advenimiento del régimen liberal, al término del cual fue detenido y desterrado.

 


 

Blas de Ostolaza (1771-1835)

Eclesiástico y político que tuvo un importante papel durante la ocupación francesa y la guerra de Independencia. Capellán y confesor de Fernando VII y el infante Carlos María Isidro, luchó, en la Península, por los intereses de ambos y llegó a ser diputado de la bancada absolutista de las Cortes de Cádiz. Formó parte de la corte fernandina al término de la contienda hasta 1816, momento en que fue nombrado deán de la catedral de Murcia.

 


C


 

Carlos IV de Borbón (1748-1819)

Rey de España desde 1789 hasta 1808. Su reinado estuvo marcado por la presencia de su mano derecha, Manuel de Godoy, cuyo poder no hará más que crecer en los años de su gobierno, llevándolo, entre otras cuestiones, al enfrentamiento con su sucesor, su hijo Fernando, que propició, junto a sus partidarios, su abdicación tras el motín de Aranjuez en 1808.

 


 

Carlos María Isidro de Borbón (1788-1855)

Infante de España, hijo de Carlos IV de Borbón y Mª Luisa de Parma y hermano de Fernando VII. Pese a que no formó parte, en primera línea, de los movimientos en pro de la abdicación de su padre por la animadversión hacia Godoy, apoyó a su hermano Fernando en su escalada al poder y lo acompañó en su exilio en Valençay durante la ocupación francesa. A su vuelta a España, se casó con Mª Francisca de Braganza, con la que formó un potente frente en la corte que fue ganando apoyos y que, tras la relajación en la política absolutista de Fernando VII y la ausencia de descendiente varón por parte de este, se convirtió en la alternativa a la línea fernandina y en el germen de las sucesivas guerras carlistas del siglo XIX.

 


D


 

Diego Muñoz Torrero (1761-1829)

Sacerdote, político liberal y periodista que fue elegido diputado por Extremadura en las cortes de Cádiz, de las que fue nombrado presidente en la sesión inaugural del 24 de septiembre de 1810 y, por tanto, encargado del discurso de apertura. Su intensa actividad a favor de ciertas libertades y de la abolición del Santo Oficio durante la ocupación, lo llevaron a prisión a la vuelta de Fernando VII, donde permaneció hasta el Trienio liberal, de cuyo primer gobierno formó parte. De nuevo, al fin de este, el exilio y la prisión volvieron a condicionar su vida hasta su muerte.

 


 

Duque de Angulema, Luis Antonio de Borbón y Savoya (1775-1844)

Militar, miembro de la familia real francesa, en tanto que nieto de Luis XVI, sobrino de Luis XVIII e hijo del conde de Artois, que reinó entre 1824 y 1830 con el nombre de Carlos X, pero al que no llegó a suceder. Avalado por sus victorias militares en contra de Napoleón y por la creciente importancia adquirida en el ministerio de Guerra de la Francia restaurada de su tío Luis XVIII, se le encargó el liderazgo del ejército de los Cien Mil Hijos de San Luis, cuya misión era terminar con el régimen liberal en España.

 


E


 

Evaristo San Miguel (1785-1862)

Militar y político, pieza fundamental en la revolución de 1820 y en la corriente exaltada liberal del Trienio. Destinado en el ejército expedicionario acantonado en Andalucía, formó parte de la conspiración que culminó en los sucesos de El Palmar, en julio de 1819, por los que fue detenido y apresado en el gaditano castillo de San Sebastián, del que fue liberado tras el pronunciamiento de Riego en enero de 1820. A partir de este momento, inició una intensa actividad política e intelectual, en la que se incluye la redacción de la letra definitiva del Himno de Riego, la fundación del periódico El Espectador o la creación de la sociedad patriótica Amantes del Orden Constitucional, con sede en la Fontana de Oro. Formó parte de la masonería, con el sobrenombre de “Patria”. En 1823, herido en combate contra las fuerzas del duque de Angulema, debió ser trasladado a Inglaterra, donde se exilió hasta la muerte de Fernando VII.

 


F


 

Felipe del Arco-Agüero (1787-1821)

Militar y político, formó parte de la masonería con el sobrenombre de “Ciro” y de los preparativos del pronunciamiento liberal que fracasó en El Palmar, motivo que lo llevó a la cárcel hasta el alzamiento de Riego unos meses más tarde. Contrario a la disolución del Ejército de la Isla de León, responsable de los primeros momentos de la revolución en Andalucía, ostentó diversos cargos políticos y militares fuera de Madrid hasta su muerte en un accidente de caza en 1821. En 1824, con la restauración absolutista, su tumba fue profanada.

 


 

Fernando VII de Borbón (1784-1833)

Rey de España desde 1808 a 1833 con la interrupción de la ocupación francesa entre 1808 y 1814. Hijo de Carlos IV y María Luisa de Parma, se rodeó, desde su juventud, de pesos pesados en la corte que, a menudo, aprovecharon lo influenciable que era para intrigar e influir en la política española. Ayudado por el partido fernandino, orquestó dos intentos de derrocamiento del gobierno de su padre, Carlos IV, y de Godoy, al que veía como un competidor directo en la línea hacia el trono, la conjura de El Escorial (1807) y el motín de Aranjuez (1808), con la que logró su objetivo de convertirse en rey.

La inestabilidad ocasionada por este enfrentamiento en el seno de la Casa Real facilitó la maniobra de Napoleón Bonaparte de hacerse con el control del reino de España, que no solo consiguió que Carlos IV y Fernando VII abdicaran en favor de su hermano José Bonaparte, sino que, además, logró mantenerlos retenidos en Francia durante la ocupación. De este monarca, ha trascendido, además de su errática política, su capacidad para la traición, su afición por el lenguaje vulgar y malsonante, así como por las aventuras nocturnas. Tuvo, a lo largo de toda su vida, cuatro esposas, la última de las cuales, Mª Cristina de Borbón, su sobrina, dio a luz a su heredera, Isabel II, y fue regente tras su muerte, en 1833.

 


 

Francisca Javiera Ruiz de Larrea y Aherán, "Frasquita Larrea" (1775-1838)

Intelectual y anfitriona de una de las dos tertulias más importantes del Cádiz de las Cortes, de corte conservador. Su hija, Cecilia Böhl de Faber, fue una importante escritora romántica y folclorista española que firmaba con el pseudónimo masculino de “Fernán Caballero”.

 


 

Francisco Crespo de Tejada (1773-1837)

Financiero y político liberal moderado durante el Trienio liberal, periodo en el que llegó a ser nombrado alcalde de Madrid. Integrante de la familia propietaria de una de las casas de comercio más relevantes en la década de 1810, fue uno de los receptores de las cartas que Fernando VII envió desde Valençay pidiendo dinero.

 


 

                Francisco de Paula de Borbón (1794-1865)

Infante de España. Hijo de Carlos IV y María Luisa de Parma y hermano de Fernando VII y Carlos María Isidro. Su marcha de Madrid el 2 de mayo de 1808 para reunirse con el resto de su familia en Francia fue uno de los motivos que colmaron la paciencia de los madrileños, que se levantaron contra las tropas napoleónicas tras esta. Vivió en el exilio, junto a sus padres, hasta que, en 1818, Fernando VII le permite regresar a la Corte. Aunque mantuvo posiciones alejadas de la política durante la mayor parte de su vida, a la muerte de Fernando VII, comenzó a apoyar abiertamente la causa liberal, llegando incluso a rumorearse su adscripción a la masonería. Su hijo, Francisco de Asís, se casó con Isabel II.

 


 

Francisco Javier de Istúriz y Montero (1785-1871)

Político y comerciante. Procedente de una familia de comerciantes y prestamistas de Cádiz, tras combatir en la guerra de Independencia, formó parte de las sociedades secretas gaditanas y de la masonería, llegando a convertir su casa en un centro de reunión de una logia masónica que él mismo dirigía. Miembro destacado de la conspiración que culminó en los sucesos de El Palmar, logró huir a Gibraltar, pero fue apresado al volver a Cádiz, unos días antes del pronunciamiento de Riego, del que se le considera parte inspiradora. Durante el Trienio liberal, se alineó con la tendencia liberal exaltada en las Cortes. Tras su exilio en Inglaterra con el restablecimiento del régimen absolutista, volvió a España al morir Fernando VII, momento en que desarrolló la mayor parte de su carrera política.

 


 

Francisco Javier Elío y Olóndriz (1767-1822)

Militar. Habiendo participado en conflictos en el norte de África, en la guerra del Rosellón, en la guerra de Portugal, en Buenos Aires y en la guerra de Independencia, fue nombrado capitán general de Valencia a la vuelta de Fernando VII, en 1814, cargo que mantuvo hasta el advenimiento del régimen liberal. Conocido por su compromiso antiliberal, fue sentenciado a garrote en 1822 tras liderar un intento de insurrección absolutista.

 


 

Francisco Martínez de la Rosa (1787-1862)

Escritor y político. Procedente de una familia acomodada de comerciantes granadinos, fue elegido diputado por Granada en las elecciones a cortes ordinarias tras la promulgación de la Constitución de 1812. Su defensa de la causa liberal provocó que lo arrestaran y lo desterraran al peñón de La Gomera a la vuelta de Fernando VII. Volvió al inicio del Trienio liberal, época en la que llegó a presidir el gobierno moderado de 1822. Con el restablecimiento del absolutismo, marchó al exilio en Francia. No obstante, al morir Fernando VII, pudo volver a España y continuar con su carrera política, llegando a participar en la redacción de la Constitución de 1845.

 


 

Francisco Ramón de Eguía (1750-1827)

Militar y político. Destacado en su defensa de los intereses de Fernando VII durante la guerra de Independencia, fue el que le entregó las llaves de Madrid a su vuelta en 1814. Desde este momento, ocupó importantes cargos como el de secretario de Estado y del Despacho de Guerra, consejero de Estado, capitán general de Castilla La Vieja o de Granada. Así mismo, trabajó en la sombra en la elaboración de listas de traidores de Fernando VII y fue una de las piezas clave en la contrarrevolución durante el Trienio liberal y el restablecimiento del absolutismo.

 


G


 

Gerardo Vázquez de Parga (1747-1821)

Obispo de Salamanca. Ocupó el cargo desde 1807 hasta su muerte, en 1821. No obstante, durante la guerra de Independencia, se aisló en el monasterio de Osteira.

 


 

Giacomo Giustiniani (1769-1843)

Nuncio de España desde 1816 hasta 1826. De origen italiano, formó parte de las intrigas de la contrarrevolución durante el Trienio liberal.

 


I


 

I conde de Huaqui, José Manuel de Goyeneche y Barreda (1775-1846)

Militar, político y gentilhombre. Tras un destacable servicio a Fernando VII en su Perú natal, tratando de sofocar los levantamientos revolucionarios de la zona, se estableció en la Península Ibérica, donde recibió cargos políticos de importancia durante toda su vida, al margen de los vaivenes políticos, como vocal de la Real Junta Consultiva del Gobierno, consejero de Estado, prócer del reino o senador vitalicio.

 


 

I Conde de La Bisbal, Enrique José O’Donnell (1776-1834)

Militar y político. Personaje caracterizado por su veleidad en sus posicionamientos políticos durante el primer tercio del siglo XIX. Nombrado conde de La Bisbal y capitán general de Andalucía por sus méritos durante la guerra de la Independencia pronto comenzó a tomar contacto con la masonería, llegando a creérsele vinculado con la conspiración del Triángulo de 1816 que intentó asesinar al rey y habiéndose probado su participación en la preparación de los sucesos de El Palmar en 1819. En 1820, y tras seis años de servicio a Fernando VII, proclamó la Constitución de 1812 en Ocaña. Logró huir a Francia con el restablecimiento del absolutismo, donde murió tras ser amnistiado en 1834.

 


 

I Duque de Alagón, Francisco Ramón de Espés (1755-1841)

Mano derecha y mejor amigo de Fernando VII. Habiendo hecho carrera en el Real Cuerpo de Guardias de Corps, y tras servir en la guerra de Independencia, mostró su apoyo a la vuelta de Fernando VII en 1814, aspecto por el que recibió su título nobiliario de duque. A partir de ese momento, se convirtió en una de las piezas fundamentales de la camarilla fernandina y fue nombrado capitán del Real Cuerpo de Guardias de Corps, cargo que solo dejó durante el Trienio liberal, periodo en el que fue alejado de la Corte.

 


 

II Duque de San Carlos, José Miguel de Carvajal-Vargas (1771-1828)

Militar y gentilhombre. Desde su llegada a la Corte española, procedente de su Perú natal, se alineó con el partido fernandino, que buscó derrocar el gobierno compartido de Carlos IV y Manuel Godoy a favor del príncipe heredero. Así, participó en la conjura de El Escorial (1807) y el motín de Aranjuez (1808), acompañó a Fernando VII a su exilio en Francia y ayudó a preparar su regreso en 1814. Desde entonces, recibió honores y cargos, como el de director de la Real Academia de la Lengua Española.

 


J


 

José de Madrazo y Agudo (1781-1859)

Pintor. Perteneciente a la corriente neoclasicista, se formó en la Real Academia de San Fernando de Madrid y en el taller parisino de Jacques-Louis David. Fue nombrado pintor de cámara en 1819, tras regresar de Roma, y ocupó el cargo de director del Museo del Prado durante veinte años. En su obra, destacan las pinturas alegóricas, religiosas y los retratos, siendo especialmente conocidas La muerte de Viriato, jefe de los lusitanos o Retrato de Fernando VII, a caballo.

 


 

José María Blanco White (1775-1841)

Periodista y político. Activo en la defensa del liberalismo desde Sevilla, durante los dos primeros años de ocupación francesa, desarrolló la mayor parte de su carrera en Inglaterra, desde donde editó el periódico El Español hasta 1814.

 


 

José María Calatrava (1781-1846)

Jurista y político. Diputado liberal por Extremadura en las Cortes de Cádiz, fue detenido a la vuelta de Fernando VII y desterrado en Melilla. No obstante, durante el Trienio liberal, consiguió reactivar su carrera política como diputado por Badajoz, ministro de Gobernación y de Gracia y Justicia, con gran importancia en los momentos finales del liberalismo en 1823. Se integró en los círculos masónicos con el sobrenombre de “Tiberio Graco” y debió marchar al exilio con el restablecimiento del absolutismo, del que regresó a la muerte de Fernando VII, tras la que llegó a ser presidente del Consejo de Ministros.

 


 

José María Cienfuegos y Quiñones (1766-1850)

Militar. Gobernador y corregidor de Salamanca durante el sexenio absolutista (1814-1820). Se caracterizó por tratar de contener las agresiones indiscriminadas a los liberales tras la vuelta de Fernando VII.

 


 

José María de Torrijos Uriarte (1791-1831)

Militar y político. Procedente de una familia de la nobleza, sirvió en la guerra de Independencia en contra de los franceses, pero, a la vuelta de Fernando VII, y al ver que anulaba, de golpe, todo lo elaborado en Cádiz, incluida la Constitución, optó por alinearse con los liberales. Fue apresado por su participación en la conspiración del general Luis de Lacy en 1817, pero fue liberado tras el pronunciamiento de Riego en 1820. En Madrid, formó parte de la sociedad patriótica de los Amantes del Orden Constitucional, de las logias masónicas bajo el sobrenombre de “Aristogitón” y fue uno de los fundadores de la Comunería en 1821. Tras el restablecimiento del absolutismo, en 1823, continuó luchando a favor del liberalismo, lo que terminó ocasionando su fusilamiento en 1831, inmortalizado en el famoso cuadro de Antonio Gisbert.

 


 

José María Moreno de Guerra (1777-1823)

Político y periodista. Miembro destacado de las conspiraciones en contra de Fernando VII en Cádiz, ocupó cargos de relevancia durante el Trienio liberal, además de diputado, y fue uno de los fundadores de la Comunería en 1821. Alineado con la rama exaltada, debió huir tras la restauración absolutista. Murió tratando de llegar a Liverpool.

 


 

José Mintegui (1756-1843)

Catedrático, profesor y político. Habiendo recibido el grado de doctor en 1786, trabajó como profesor en la Universidad de Salamanca hasta su jubilación en 1812. Durante la ocupación francesa, mantuvo contactos cordiales con los generales franceses, lo que hizo dudar de sus fidelidades, y, después, se aproximó a la causa liberal, como parte de la Junta Provincial de Censura de Salamanca. Según la Historia de Salamanca del historiador Manuel Villar y Macías, robaron en su casa en enero de 1817.

 


 

José Montero

Comerciante y político. De este personaje habla tanto el historiador Adolfo de Castro en su Historia de Cádiz y su provincia como Antonio Alcalá Galiano en sus Memorias. Está identificado como un comerciante de Cádiz, participante en primera línea de la conspiración que concluyó en los sucesos de El Palmar y en la que terminó con el pronunciamiento de Riego. Al parecer, era encargado de la redacción de los planes y contribuyó con financiación y ofreciendo su casa como centro de reunión.

 


 

Juan Álvarez de Mendizábal (1790-1853)

Financiero y político. Procedente de una familia de comerciantes gaditanos, desde las etapas finales de la guerra de la Independencia, tomó contacto con la familia Bertrán de Lis, valencianos dedicados al negocio de los suministros al Ejército y que estaba ligada a la causa liberal. Fue Vicente Bertrán de Lis hijo el que puso en contacto a Mendizábal con el grupo liberal de Cádiz, donde ambos trabajaban, con el cual colaboró en la conspiración que culminó en el pronunciamiento de Riego en enero de 1820. Sin cargos destacables durante el Trienio liberal, marchó al exilio tras el restablecimiento del absolutismo, donde se dedicó a los negocios. A partir de 1830, desarrolló una meteórica carrera política que lo llevó a sentar las bases del partido Progresista.

 


 

Juan Escoiquiz Mezeta (1747-1820)

Sacerdote y preceptor de Fernando VII durante su juventud. Fue uno de los principales miembros del partido fernandino, en contra del gobierno de Carlos IV y Manuel Godoy. Tanto es así que fue arrestado tras la conjura de El Escorial (1807), pero liberado poco tiempo después. Acompañó a Fernando VII al exilio en Francia, aunque, conocido por su gusto por la intriga, fue enviado a Bourges para alejarlo de Valençay. Al término de la ocupación, cayó en desgracia y fue alejado de la Corte.

 


 

Juan Gualberto Amézaga (¿? - 1817)

Criado y confidente de Fernando VII durante su estancia en Valençay. Pariente lejano de Juan Escoiquiz, se unió a la comitiva real en Vitoria. Durante los años de ocupación, su relación con Fernando y Carlos María Isidro y el poder otorgado por esta fue variando. Mantuvo contacto estrecho con los franceses y, al término de la guerra, en 1814, regresó a España con un alijo de copias de algunas de las cartas redactadas por Fernando VII en Valençay en las que solicitaba dinero con fórmulas cuestionables. Fue detenido en San Sebastián en junio de ese mismo año y, tras un proceso lleno de irregularidades, se le culpó falsamente de la autoría de todas las misivas vergonzosas firmadas por Fernando VII.  Presuntamente, se suicidó en su celda justo antes de ser agarrotado en Zaragoza.

 


 

Juan O' Donojú y O' Ryan (1762-1821)

Militar. Tras su servicio en la guerra de Independencia, ocupó cargos en la Regencia que gobernó hasta la vuelta de Fernando VII. No obstante, pronto se integró en los círculos de la masonería y los de las conspiraciones para derrocar el régimen absolutista, entre las que destacó la del Triángulo, de 1816, por la que se le arrestó y condenó a cuatro años de prisión, que no cumplió por falta de pruebas. De vuelta en Sevilla, continuó formando parte de las logias masónicas y de las conjuras orquestadas en la zona. Tras apoyar el pronunciamiento de Riego en 1820, se le encomendó la misión de apaciguar la revolución independentista en México, durante la cual encontró la muerte en 1821.

 


 

Juan Van Halen y Sarti (1788-1864)

Militar. Fue uno de los miembros más destacados de la masonería durante el sexenio absolutista, iniciado en Granada, donde el conde de Montijo había establecido el centro neurálgico de esta. Un agente al servicio de la monarquía de Fernando VII le tendió una trampa en 1817. Se ganó su confianza y consiguió una serie de documentos de contenido comprometido que terminaron llevándolo a prisión. Logró escapar unos meses después. Su vida, a partir de ese momento, alternó etapas en el extranjero, sirviendo a otros ejércitos – como el ruso o el belga –, y regresos a España cuando la situación política era favorable. 

 


L


 

Lorenza Correa (1773- c.1832)

Cantante. Aunque desde muy joven llamó la atención en la escena madrileña, fue en los escenarios de París, Milán o Venecia donde su carrera se consolidó. A partir de 1818, regresó a Madrid, donde contribuyó al desarrollo de la ópera en España y formó parte del Real Conservatorio de Música de Madrid.

 


 

Luis de Lacy (1772-1817)

Militar. Con una destacable carrera en el Ejército, fue uno de los grandes nombres de la guerra de Independencia gracias a su participación en las campañas de la zona de Cataluña. Liberal convencido, lideró uno de los pronunciamientos que, durante el sexenio absolutista, trataron de derrocar el régimen de Fernando VII en favor de la Constitución. El fracaso de este lo llevó al patíbulo.

 


M


 

Manuel de Godoy y Álvarez (1767-1851)

Valido de Carlos IV. Acumuló títulos entre los que destacó el de Príncipe de la Paz, que alertó a sus detractores, temerosos de que su poder escalara hasta el trono. Procedente de una familia noble empobrecida de Badajoz, ingresó en el Real Cuerpo de Guardias de Corps. Durante su servicio, en 1788, conoció a los entonces príncipes de Asturias, con los que se entendió tan bien que, al convertirse en reyes, catapultaron su carrera política y militar, así como su bolsillo, sin necesidad de probar su valía en el frente. A partir de ese momento y hasta su declive en 1808, fueron muchos los aspectos de la política, la economía y la cultura en los que participó Manuel de Godoy, entre los que está el Tratado de Basilea, el de San Ildefonso o el de Fontainebleau que permitió la penetración de tropas francesas en suelo español en 1808. El motín de Aranjuez terminó con todas sus prebendas y lo conminó al exilio, del que no se le permitió volver hasta 1836.

 


 

Manuel José Quintana (1772-1857)

Escritor y jurista. Considerado uno de los primeros autores románticos españoles, fue pieza fundamental en los círculos intelectuales del Cádiz de las Cortes a través de su participación en el periódico El Semanario Patriótico. A la vuelta de Fernando VII, fue apresado y no lo liberaron hasta tiempos del Trienio liberal, durante el que ocupó cargos de relevancia. Volvió a ser retenido tras la victoria absolutista de 1823. Al morir Fernando VII, tuvo una segunda oportunidad de desarrollar su carrera política, llegando a ser ayo de Isabel II y su hermana Luisa Fernanda, así como ministro del Consejo Real, entre otros cargos y honores.

 


 

Margarita López de Morla y Virués (1790-1850)

Intelectual jerezana y anfitriona de la tertulia liberal del Cádiz de las Cortes a la que asistían Francisco Martínez de la Rosa, Antonio Alcalá Galiano o Agustín de Argüelles. Las reuniones que organizaba en la casa que compartía con su hermano competían con las de Frasquita Larrea, a la que acudían los diputados conservadores o “serviles”. 

 


 

María Antonia de Nápoles (1784-1806)

Princesa de Asturias entre 1802 y 1806. Era sobrina de la reina María Antonieta, esposa del rey Luis XVI de Francia, ambos ajusticiados durante la Revolución Francesa. Fue la primera esposa de Fernando VII, cuando todavía era príncipe. Desde su llegada a la Corte española, se caracterizó por su vinculación con el partido fernandino, de cuyo origen se la considera parte responsable. Enfrentada a la reina Mª Luisa y a Manuel Godoy, mantuvo una relación de gran tensión con ellos – que incluyó la expulsión de la corte de sus aliados y damas o la revisión de su correspondencia - hasta su muerte que, la rumorología popular llegó a atribuir a la reina y el valido.

 


 

María Francisca de Braganza (1800-1834)

Infanta de España entre 1816 y 1834. Fue la primera esposa del infante Carlos María Isidro de Borbón, hermano de Fernando VII, hermanos de su madre, la infanta Carlota Joaquina, casada con el rey Juan IV de Portugal. Durante su estancia en la Corte española, formó con el infante un matrimonio sólido e implicado en las intrigas palaciegas.  

 


 

María Isabel de Braganza (1797-1818)

Reina consorte de España desde 1816 a 1818. Hija de la infanta Carlota Joaquina y el rey Juan IV de Portugal, así como hermana de Mª Francisca de Braganza, se casó en 1816 con su tío materno, Fernando VII. Aunque su estancia en la Corte fue breve debido a su temprana muerte en su segundo parto, estuvo muy implicada en la conversión del edificio que Juan de Villanueva estaba construyendo en el paseo del Prado en una pinacoteca en lugar de destinarlo como gabinete de Ciencias Naturales. Así, se la considera una de las fundadoras del hoy mundialmente conocido Museo del Prado.

 


 

María Josefa Amalia de Sajonia (1803-1829)

Reina consorte de España desde 1819 a 1829. Hija del príncipe elector de Sajonia Maximiliano y de Carolina de Borbón Parma, contrajo matrimonio con el rey de España, Fernando VII, cuando solo tenía 16 años. Se convirtió así en su tercera esposa y en su reina consorte más duradera. A pesar del tiempo que permanecieron casados, no lograron tener descendencia, asunto que pobló de rumores su matrimonio. Uno de los aspectos en los que más destacó en su breve vida fue en la escritura y, más concretamente, en la poesía.  

 


 

María Luisa de Parma (1751-1819)

Reina consorte de España desde 1781 hasta 1808. Su reinado estuvo marcado por la estrecha relación del matrimonio con Manuel Godoy, al que ella y su esposo conocieron en 1788, y que se convirtió en una pieza fundamental en el gobierno, lo que originó rumores y chascarrillos propagandísticos que la vincularon sentimentalmente con el valido real. Durante su vida, fue mecenas de artistas como Francisco de Goya y creó la Orden de Damas Nobles. Desde 1808, vivió en el exilio en Francia e Italia hasta su muerte.

 


 

María Rita de Barrenecha (1757-1795)

Escritora. Formó parte de los círculos ilustrados madrileños y fue anfitriona de una conocida tertulia. De su obra, se conocen tres comedias, así como varios ensayos. Catalin fue la única que se publicó mientras ella estaba viva, en 1783.

 


 

María Rosa de Gálvez Cabrera (1768-1806)

Dramaturga y poetisa. Fue una de las representantes del neoclasicismo español de finales del siglo XVIII. La mayor parte de su producción literaria está recogida en los volúmenes que conforman el título de Obras poéticas, publicado en 1804. Sus obras de teatro fueron estrenadas, con más o menos éxito, en la escena madrileña. En ellas destacaba el alejamiento del realismo, la caricatura, la tragedia y la presencia de protagonistas femeninas.

 


P


 

Pedro Ceballos (1759-1838)

Político, diplomático y gentilhombre. Caracterizado por ser capaz de tener cargo en situaciones políticas diversas, comenzó su carrera durante el reinado de Carlos IV y tuvo la habilidad de mantenerse en primera línea, como secretario, embajador o consejero de Estado hasta 1823.

 


 

Pedro Collado "Chamorro"

Amigo de Fernando VII e integrante de la camarilla. Originario de Colmenar Viejo, “Chamorro” fue un personaje inaudito en la Corte que llegó a convertirse en una de las personas más allegadas del rey. Tras trabajar como aguador, entró en palacio con el oficio de barrendero y, gracias a su buena relación con el monarca, logró convertirse en pieza clave de las intrigas del momento.

 


 

Pedro Macanaz (1764-1830)

Político y diplomático. Procedente de una familia destacada en el mundo de la política en la corte de los Borbones, ascendió a través de diversos puestos en la Secretaría de Estado y Hacienda, además de otros cargos, durante el reinado de Carlos IV. En el momento de las abdicaciones de Bayona, jugó un papel ambivalente, pues reconoció rápidamente al rey José I, pero se ofreció a servir de cerca a Fernando y Carlos María Isidro, con quienes pasó unos meses en Valençay hasta que, al ir a negociar las asignaciones prometidas por Napoleón Bonaparte a los príncipes españoles, fue encerrado en el castillo de Vincennes. Pudo regresar junto a ellos en diciembre de 1813. Así, formó parte de las negociaciones para el Tratado de Valençay y de la redacción del Manifiesto de los Persas, declaración de intenciones que acompañó el golpe de estado de Fernando VII a su vuelta de Valençay y que eliminaba toda la obra de las Cortes de Cádiz.

Enseguida, Macanaz obtuvo un puesto de poder y fue nombrado secretario de Gracia y Justicia en mayo de 1814. Durante su mandato, se arrestó e inició el proceso contra Juan Gualberto Amézaga. Sin embargo, en noviembre de 1814, Fernando VII, en persona, acompañado del duque de Alagón, entró en su casa para arrestarlo, acusado de venta cargos. Algunos historiadores señalan que, más allá del tráfico de influencias, el motivo de la caída en desgracia de Pedro Macanaz fue conservar cartas y copias de cartas de contenido comprometido firmadas por Fernando VII de la época de Valençay. Fue enviado al castillo de san Antón, en La Coruña, donde cumplió presidio. Jamás consiguió rehabilitarse y volver a la Corte.

 


 

Pedro Sarsfield (1781-1837)

Militar. Con una destacada hoja de servicios en la que figuraba su participación en la guerra de Independencia, que le valió numerosos ascensos, fue nombrado comandante de una división del ejército expedicionario acantonado en Andalucía a la espera de marchar a la guerra en contra de la independencia de las provincias americanas. Lo promovieron a segundo jefe, bajo las órdenes del conde de La Bisbal. Junto a él, protagonizó la suerte de trampa a los constitucionalistas, fingiendo colaborar con ellos para, después, arrestarlos, en El Palmar (1819). Meses después, se negó a secundar el pronunciamiento de Riego, motivo por el que fue retenido. Su carrera se reactivó tras 1823. Murió en combate, durante la primera de las guerras carlistas.

 


R


 

Rafael del Riego (1784-1823)

Militar y político. Destinado como parte del ejército expedicionario acantonado en Andalucía en 1817, tomó contacto con otros militares que, como él, eran favorables a la causa liberal – como, por ejemplo, Evaristo San Miguel -. Así, se integró en la conspiración que planeaba proclamar la Constitución y en la que, además de efectivos del ejército, estaba involucrado el relevante círculo de burgueses intelectuales gaditanos (Antonio Alcalá Galiano o Francisco Javier de Istúriz). Aunque esta estuvo a punto de fracasar, como había ocurrido con el anterior intento en El Palmar, Riego hizo lo propio en la localidad sevillana donde aguardaba, junto a sus compañeros, al día de embarcar hacia América, Cabezas de San Juan. Su movimiento no tuvo gran repercusión y, aunque trató de controlar Andalucía, estuvo a punto de rendirse hasta que, en marzo de 1820, se replicaron los levantamientos hasta forzar a Fernando VII a jurar la Constitución. Su nombre pasó entonces a engrosar la lista de héroes de la revolución de 1820, pero su postura radical o exaltada encontró resistencia en los liberales más moderados, sufriendo destierros y destituciones durante el Trienio liberal. En 1823, fue arrestado y ahorcado en la madrileña plaza de la Cebada, como parte de la represión fernandina tras el restablecimiento del régimen absoluto.

 


S


 

Sebastián de Miñano (1779-1845)

Escritor. Tras sufrir exilio por su condición de afrancesado, pudo regresar a España y desarrollar su carrera literaria a partir del Trienio liberal y durante la llamada década ominosa (1823-1833), en la que Fernando VII se acercó a los postulados afrancesados, herederos de la ilustración, más moderada que el liberalismo. Además de colaborar en periódicos como El Censor, El Imparcial o La Gaceta de Bayona, publicó destacadas obras como Los lamentos políticos de un pobrecito holgazán que estaba acostumbrado a vivir a costa ajena (1820) o, en su faceta de geógrafo, el Diccionario geográfico-estadístico de España y Portugal (1826-1829).

 


 

 Sebastián Fernández Vallesa (1783-1846)

Político y abogado. Íntimo amigo de Francisco Javier de Istúriz, formó parte del grupo de intelectuales de la burguesía gaditana que conspiró para proclamar la Constitución en 1819 y 1820. Tras sufrir exilio con el restablecimiento del absolutismo, pudo volver a España a la muerte de Fernando VII y continuar con su carrera.

 


V


 

V Marqués de Castelldosrius, Francisco Javier Sentmenat Oms (1767-1842)

Militar y político. Tras ser rechazado para formar parte del Real Cuerpo de las Guardias de Corps, hizo carrera en el Ejército, en el que ascendió sin descanso, en parte gracias a su servicio durante la guerra de Independencia. En 1815, fue nombrado capitán general de Andalucía y gobernador de Cádiz, cargos que conservó hasta 1818, relevado por el conde de La Bisbal. Se sabe que formó parte de la masonería con el sobrenombre de “Alexandro”. Al secundar el pronunciamiento de Riego, fue condenado a pena de prisión con el restablecimiento del absolutismo. Como tantos otros, recuperó su grado y honor tras la muerte de Fernando VII.

 


 

Vicente López Portaña (1772-1850)

Pintor. Fue nombrado primer pintor de cámara de Fernando VII en 1815. A partir de este momento, estuvo vinculado a la familia real y a la corte, como uno de los pinceles más solicitados. Entre sus obras, destacan Alegoría de la donación del casino a la reina Isabel de Braganza por el Ayuntamiento de Madrid o el retrato de su antecesor El pintor Francisco de Goya y Lucientes.

 


 

Vicente Richart (¿? – 1816)

Militar. Uno de los responsables del intento de secuestro y asesinato de Fernando VII en un burdel madrileño para la posterior proclamación de la Constitución – la conocida como conspiración del Triángulo de 1816 -. La delación de dos compañeros provocó su detención y ejecución. Aunque hubo muchos más implicados, no se logró destapar la conjura al completo.

 


 

Víctor Damián Sáez (1777-1839)

Canónigo, político y confesor de Fernando VII. Su cercanía al rey comenzó tras ser el responsable de la ceremonia de exequias de la reina María Luisa de Parma, en 1819. Al parecer, su facilidad de palabra asombró al monarca, que lo tomó como confesor poco tiempo después. Pieza clave en la contrarrevolución en el Trienio liberal, durante el cual debió exiliarse, recuperó su cargo de confesor y fue nombrado ministro de Estado en 1823. Participó de forma activa en la dura represión contra los liberales que siguió al restablecimiento del régimen absoluto.

 


 

VII Conde de Montijo, Eugenio Palafox y Portocarrero (1773-1834)

Militar y político. Tras su competente servicio en la guerra de la Independencia, fue nombrado capitán general de Granada en 1814, desde donde estructuró la masonería española estableciendo el Gran Oriente – centro neurálgico – en esta ciudad. Desde allí, contribuyó en las conspiraciones, en contacto con las logias establecidas por distintos puntos de la geografía. Al ser descubierto, fue cesado y detenido. No terminó de entenderse con los liberales durante el Trienio ni con los partidarios del absolutismo a partir de 1823. Solo pudo volver a la Corte en 1830 y fue amnistiado tras la muerte de Fernando VII, pero falleció un año después.

 


X


 

XIII Duque del Infantado, Pedro Alcántara Álvarez de Toledo y Salm Salm (1768-1841)

Político y militar. Fue pieza clave en el partido fernandino que buscó derrocar el gobierno de Carlos IV y Manuel de Godoy y, por tanto, participó tanto en la conjura de El Escorial como en el motín de Aranjuez. Aunque acompañó a la Corte a Bayona, regresó para combatir en la guerra de Independencia y, poco después, fue enviado como embajador a Londres, donde recibió una serie de documentos procedentes de Valençay en los que figuraban peticiones de dinero de Fernando VII con fórmulas un tanto cuestionables. Al parecer, dio por falsa la documentación, que guardó en su archivo personal. Tras resistirse, su declaración contribuyó a que, en el caso Amézaga, se culpara falsamente de todo al antiguo criado del rey, acusado de falsificar la rúbrica del monarca. Durante el sexenio absolutista, ocupó la presidencia del Consejo de Castilla y tuvo un lugar próximo a Fernando VII, aspecto que lo condenó al destierro durante el Trienio liberal, periodo en el que se encargó de organizar la contrarrevolución. Al restablecerse el régimen absolutista, pudo volver a Corte y recibir nombramientos como el de presidente del Consejo de Ministros. Años después, en la cuestión sucesoria, se posicionó a favor de Isabel II.

 


 

XV Conde de Miranda del Castañar, Pedro de Alcántara Álvarez de Toledo y Gonzaga (1765-1824)

Gentilhombre de cámara, militar y mayordomo mayor de la Casa Real desde 1815. En 1816, fue el encargado de recoger, en Cádiz, a las infantas Mª Isabel y Mª Francisca de Braganza, aspecto que confirma su relevante posición en palacio, a menudo recompensada con cargos como el de Secretario de Despacho. Fue alejado del lado de Fernando VII durante el Trienio liberal, aunque lo ayudó en sus negociaciones secretas, y regresó a su lado al término de este hasta su muerte.

 


 

Bibliografía

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