Serie «Memorias viajeras»
Última de las cuatro reflexiones sobre los pensamientos y sensaciones que me han generado algunos lugares que he visitado. Los he ido guardando en mi cabeza, analizándolos, y ahora quiero compartirlos contigo. También algunas de las fotografías que hice, al descubrirlos. Quizás, en algún caso, coincidamos. Quizás, no. Pero, ojalá, los viajes no nos dejen nunca indiferentes.
Flores y canales
Hay rincones de los que no esperas nada y lo recibes todo. Que ocupaban un lugar secundario en tu ruta y, al final, se hicieron con el puesto honorífico. Era un sitio para dormir. Para descansar y poco más. Dar una vuelta, confirmar que era coqueto y ya. Pero, cuando pienso en ese viaje, vuelvo allí. No sé por qué. Quizás no es la ciudad más relevante de todas las que visité. Tampoco la más emocionante. Pero logró cautivarme.

Delft @María Reig
Una vez visto Ámsterdam, muchas ciudades de Países Bajos pueden parecerte una versión chiquitita de esa maravilla. El reto es identificar la personalidad única que tiene cada una. Delft la tiene. Sin duda. No podría confundir sus calles, aunque similares, con las de su colega famosa. Si echo la vista atrás, me quedo con su mezcla de flores y canales verdes, repletos de nenúfares. También con sus edificios, muchos de ellos vinculados al comercio – algo bastante habitual en Flandes y Países Bajos-. Esa ristra de casitas que retan a la estabilidad del suelo, cesión del mar para permitir que un país tan bello exista.

Delft @María Reig
Recuerdo que, una de las mañanas, toda la ciudad estaba preparada, en la más absoluta calma, para un mercadillo. Sinfín de puestecitos copaban las finas aceras de sendos lados del canal. Era temprano. Desayunamos en una cafetería con la que todavía sueño y que tenía, nada más entrar, un puesto de fruta y verdura fresca que, después, partían, con mimo, sobre tus tortitas, tu bol de cereales o tu tostada de aguacate (típico, sí, pero ¡qué rico!).

Delft @María Reig
Por la tarde, después de un intenso día de turismo, topamos con un festival de jazz. Toda la ciudad estaba en la calle. Las terrazas repletas. Las cervezas recién servidas en puestecitos que rodeaban el escenario. ¿Se puede pedir más para zanjar un día de vacaciones? Así, cada vez que pienso en ese viaje, Delft aparece. Y no, no es una parada en el camino. Es un destino sin igual.

Delft @María Reig

Delft @María Reig