Este fin de semana ha sido muy importante y especial para mí. Y lo ha sido por varios motivos. Por un lado, era la primera vez en la que salía de mi zona de confort, de la Comunidad de Madrid, con Papel y Tinta bajo el brazo. Por otro, suponía el regreso de Elisa Montero, la protagonista de la novela, a su hogar, a su Extremadura natal. Quería visitar esa maravillosa región y dejar con buen sabor de boca a los lectores que se animaran a charlar sobre el libro. No sé si lo he logrado, pero yo he disfrutado muchísimo.
Lo más bonito de todo es que este viaje ha sido posible gracias al interés de dos librerías fantásticas: La Selva Dentro (Mérida) y La Industrial (Zafra). Sus libreros contactaron conmigo y me ofrecieron la posibilidad de reunirme con algunos lectores en las que son, a buen seguro, sus segundas casas (o primeras, porque apuesto a que pasan en ellas más horas que en su vivienda).

Diseño de Penguin Random House.
El viernes
Para esta aventura he contado con la colaboración de Guille (mi compi preferido). Llegamos a Mérida el viernes y, después de zanjar alguna que otra obligación que nos mantuvo recluidos en una de las salas del alojamiento, nos lanzamos a explorar la ciudad. En cualquiera de los viajes que hacemos Guille y yo, el tiempo se reparte entre sus intereses y los míos. Él, como buen amante de la cerveza, consigue descubrir rincones únicos en los que aprendo muchísimo de recetas centenarias, de IPAs, Stouts, Lagers etc… Yo, como absoluta friki de la Historia, busco ansiosa cualquier resquicio del pasado para perderme en sus memorias.

Fotografía realizada por Guillermo Durán.
En esa ocasión, a las siete de la tarde, me tocó el turno a mí. Y tuvimos mucha suerte. Justo cuando nos acercamos a la puerta del teatro y del anfiteatro para confirmar si estaba abierto el acceso, nos topamos con un trío de indecisos que no tenían claro si unirse a la visita guiada nocturna (comienzan a las 19.30h, ¡muy recomendable!). Pasaban cinco minutos de la hora de inicio, pero sus dudas nos vinieron de perlas, porque pudimos pagar nuestras entradas y correr como cervatillos hasta donde la guía aguardaba a que los otros tomaran una decisión que, al final, fue negativa.
¡Qué impresión entrar en el teatro! Una maravilla para la vista. Lo cierto es que nunca me habían explicado con tanta claridad las diferencias entre los tres principales edificios de entretenimiento en la época romana. Al parecer, el teatro era el menos popular de todos, por lo que tenía menor capacidad. La distribución de los asientos no tiene desperdicio. Las mujeres debían sentarse con los esclavos, arriba de todo, incluso si eran esposas de senadores. La Historia nunca nos ha tratado muy bien… (y no lo digo por los pobres esclavos).
En el anfiteatro, la guía nos aclaró algunas confusiones que teníamos (producto de alguna que otra película). Nos contó que en el de Mérida no se luchaba hasta la muerte, solo hasta que uno se rendía, y que no llegaron a transportar hasta allí especies exóticas como leones o tigres. El gladiador se enfrentaba a fauna local (jabalíes, lobos, osos…). Al parecer, las peleas a muerte, los leones y las batalles navales eran cosa del Coliseo.

Fotografía realizada por Guillermo Durán.
El sábado
Al día siguiente, teníamos dos citas muy muy especiales. La primera fue a las 12.30 de la mañana en la librería La Selva Dentro (Calle Romero Leal, 5, Mérida). Inma nos recibió y preparó hasta el último detalle para que Guille, los lectores y yo estuviéramos cómodos. Mario estuvo atento a todo desde que pisamos Mérida. Me ayudó a tranquilizarme. Y es que, la sensación de “no va a venir nadie” no se te quita de la cabeza hasta que no ves a la primera persona aparecer. Durante el ratito que compartimos, charlamos de la novela, del crowdfunding, de periodismo, de Historia…Me gustó muchísimo descubrir a lectoras que ya conocían a Elisa y que habían disfrutado de su relato. También a lectores que todavía no se habían encontrado con ella. Y, por supuesto, charlar con una lectora maravillosa llamada Teresa que había venido desde Cáceres. ¡Sin palabras me dejaste, Teresa! Me hizo mucha ilusión conocerte.

Fotografía realizada por Guillermo Durán.
Después de comer, momento que aprovechamos para compartir con dos buenos amigos, Guille y yo teníamos un objetivo: ir a Fuente de Cantos. No teníamos mucho tiempo, pero pudimos dar una vuelta por las callejuelas del pueblo de origen de Elisa y hacerme una foto que no podía falta en el álbum de recuerdos de la novela. Es mágica la sensación de nervios al tomar contacto con un lugar que se ha convertido en un rincón único para ti. De la mente toma forma y te encuentras viendo lo que imaginaste e imaginando cada escena transcurrida ahí.

Fotografía realizada por Guillermo Durán.
Muy rápido, después de hacer esa foto, nos marchamos a nuestra segunda cita del día que comenzaba a las 19.00 de la tarde en la librería La Industrial (Calle Andrés Pro, 3B, Zafra). Allí me esperaban Bea y Sergio, dos personas atentas, detallistas y maravillosas que prepararon todo para recibir a los lectores que se animaran. De nuevo, aparecieron las dudas de si tendríamos compañía, pero el cariño y el buen ambiente hicieron muy amena una espera que volvió a regalarme lectores dispuestos a conocer la historia de Elisa. Y allí estuvimos toda la tarde. Charlando sobre la novela, sobre el inicio de la aventura, sobre libros, sobre Extremadura, sobre experiencias, sobre grandes mujeres, sobre el pasado…Creo que ha sido uno de los momentos más inolvidables que he vivido.

Fotografía realizada por Guillermo Durán.
La emoción de ambos encuentros todavía me dura. Es lunes y recuerdo el calor del cariño, de la oportunidad de compartir…y me doy cuenta de lo feliz que me hace contar historias y charlar con gente que ama leer. Quiero dar las gracias a Mario y a Inma, de la Selva Dentro, y a Sergio y Bea, de la Industrial, por hacer posible este viaje. Por interesarse por Papel y Tinta y por ayudarme a dar voz a Elisa.
El domingo
El domingo por la mañana, con esa sensación bonita acompañándonos, Guille y yo aprovechamos para visitar el circo de Mérida. Increíble. Con capacidad para 30.000 personas (sí, este era el espectáculo con más adeptos), en él se disputaron carreras de caballos durante siglos. Es alucinante cómo los restos de un Imperio que se desmembró hace más de mil quinientos años pueden continuar ahí, bajo nuestros pies. Al alcance si prestamos un poco de atención a las señales…

Fotografía realizada por María Reig.
2 Comentarios
Hola, soy de Fuente de cantos y cuando vi el nombre en el libro me hizo mucha ilusión. Viendo tu biografía en internet no encontré nada que te relacionara con el pueblo.
Siento curiosidad por saber porqué elegiste ese en concreto y de dónde lo sacaste.
Me ha encantado el libro y he disfrutado mucho leyéndolo. Un saludo y enhorabuena .
¡Hola, Piedad! Antes de nada, ¡muchísimas gracias por leerme! Qué alegría que lo hayas disfrutado, de verdad. Mi conexión con Extremadura es a través de lazos de amistad. Quise que Elisa procediera de allí por este motivo. Después, me puse a investigar y encontré Fuente de Cantos. Me pareció el lugar perfecto para la protagonista de Papel y Tinta. ¡Ahora ya siempre será un lugar especial para mí! ¡Un abrazo enorme!
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