En estos meses de promoción de la novela, han sido muchas las ocasiones en las que me han preguntado qué tiene Elisa de María. Siempre respondo lo mismo: Elisa y yo compartimos el amor por las letras, por escribir. Es cierto que cada una vibra con un tipo de texto distinto: yo adoro la ficción y Elisa ama la actualidad.
Más allá de este aspecto, somos bastante distintas. Fue una decisión consciente. No quería escribir sobre alguien parecido a mí (es, de lejos, mucho más divertido crear a una persona con la que te diferencias en tantos aspectos). Sin embargo, en virtud de lo que nos apasiona y de las opiniones comunes, te voy a dar cinco casos concretos en los que opté por dejar que mi interior se sincerara y “hablara María” a través de Elisa.

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1.
Era mi lugar preferido en el mundo. En el espacio que existía entre las líneas blancura al servicio del orden, no había relojes ni noción de tiempo. Solo ese estadio intermedio entre lo que ya había escrito y lo que me quedaba por contar. Me agradaba experimentar todo aquello cada vez que me disponía a escribir. Lo había sentido desde pequeña…
2.
(…) «Ya sabes, detrás de un gran hombre siempre debe haber una gran mujer.» «¿Y por qué no al lado?», sugerí.
3.
Estáis aquí para comenzar la tarea más ardua de todas: valoraros vosotras mismas. Porque la sociedad y aquellos cuya opinión tanto os importará, seguramente, no encuentren momento de hacerlo.
4.
Era como si, al acariciar las líneas con nuestro iris, todos los personajes recobrasen el aliento que les fue arrebatado cuando el último lector llegó a la página final.
5.
Nadie me había obligado a tomar mis decisiones. Eran mías. Y también sus consecuencias. Pero ¡qué difícil asumir los efectos de nuestras determinaciones!

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Al leer esta entrada me ha recordado la misma pregunta que yo siempre me hago al pensar en los protagonistas de la novela que acabo de escribir, y en cuanta parte de mí está en ellos. Después de mucho pensar, en mi caso, llegué a la siguiente conclusión: La parte más mundana del protagonista es lo que soy, la parte más heróica es lo que me gustaría ser. Como escuché no se donde, los héroes son las versiones imposibles de nosotros mismos.
¡Hola, Javier! La verdad es que es una cuestión muy muy interesante del proceso creativo. Lo bonito es que, en cada caso, ocurre de una forma y la mente nunca deja de sorprender ¿verdad? Muchísimas gracias por compartir tu experiencia y sensaciones. Creo que es super enriquecedor. ¡Un abrazo grande!
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